«Las carencias nutricionales en personas celiacas recién diagnosticadas» escrito y publicado por FACE

Las personas celiacas que acaban de ser diagnosticadas suelen presentar deficiencias de nutrientes porque, a causa del daño ocasionado en las vellosidades intestinales, se ha producido una malabsorción. Recordemos que la mayoría de nutrientes se absorben en el intestino delgado, el cual resulta dañado por el gluten debido a la enfermedad celiaca. Un estudio italiano publicado en 2010 en la publicación Nutrients, probó que en pacientes de reciente diagnóstico se daban deficiencias de hierro, calcio, magnesio, vitamina D, zinc, ácido fólico, niacina, vitamina B12 y riboflavina. Con menos frecuencia, los pacientes celiacos también pueden presentar déficits de vitaminas A, E y K, y de cobre. Los expertos estiman que más de la mitad de los recién diagnosticados tienen anemia por falta de hierro. La buena noticia es que, con una dieta sin gluten se mejoran estos déficits.
 
Pero, ¿qué ocurre con las personas que son celiacas y lo desconocen? Si la celiaquía está presente, pero no ha sido diagnosticada, pueden surgir complicaciones derivadas de esa falta de nutrientes: como por ejemplo anemia por deficiencia de hierro y osteoporosis (enfermedad de los huesos que los vuelve exageradamente frágiles). Las carencias de nutrientes a corregir son más complejas cuánto más tiempo esté sin tratar la enfermedad. Por este motivo es tan importante realizar un protocolo del diagnóstico precoz correcto.
 

Hierro
 
El hierro es un mineral básico porque es clave en el transporte de oxígeno en el organismo. Con bajos niveles, se experimenta fatiga, debilidad, irritabilidad, jaquecas y dificultad para concentrarse. Las faltas de hierro se suelen dar en periodos de crecimiento rápido, por lo que bebés, adolescentes y mujeres embarazadas, las pueden padecer. Los estudios apuntan que menos de la mitad de las mujeres están consumiendo suficiente hierro. Las personas vegetarianas presentan un mayor riesgo, porque las fuentes de hierro vegetales son menos absorbibles por el organismo.
 
Para aumentar de forma sencilla el hierro en nuestra dieta, es bueno combinar las comidas con hierro con alimentos ricos en vitamina C, como pimientos, cítricos, bayas y otras frutas o verduras, que contribuyen a aumentar la absorción de este mineral. Asimismo, a la hora de picar es una excelente idea reemplazar las patatas fritas y las galletas crackers por frutos secos. También son de mucha ayuda los carbohidratos de la quínoa o las judías.  
 

Calcio
 
El calcio es conocido por potenciar la salud de los huesos, pero también juega un gran rol en la coagulación de la sangre, la contracción de los músculos y la función nerviosa. No es fácil conseguir el calcio necesario. El daño causado por la enfermedad celiaca afecta la absorción de calcio, por lo que muchas personas lo han estado incorporando a su organismo de forma deficiente durante años antes del diagnóstico. Para ponerlo más difícil, muchas personas con un diagnóstico reciente padecen, durante un tiempo, intolerancia a la lactosa. La lactosa es el azúcar encontrado en los productos derivados de la leche, y la enzima que la digiere no realiza su función correctamente hasta que el intestino delgado se recupera. Con la intolerancia a la lactosa, la leche, el helado y otros lácteos pueden causar gases, diarreas e hinchazones. El queso no fresco, la leche sin lactosa y algunos yogurts tienen normalmente una buena digestión. Por fortuna, muchos otros alimentos contienen calcio como sardinas y algunas verduras, como coles, nabos y col rizada. Un gran rango de bebidas cuentan con una cantidad extra de calcio, como las de almendra, arroz o soja. En nuestra sociedad, la ingesta de calcio tiende a ser inferior de lo necesario: en 2005, un estudio publicado en Journal of Nutrition and Dietetics, los hombres admitían consumir sólo el 66% de las cantidades diarias de calcio necesarias mientras que las mujeres sólo ingerían el 31%.
 
¿Cómo incorporar de forma rápida más calcio a nuestra dieta? En el caso de las personas que son intolerantes a la lactosa, hay que usar suplementos con lactasa o bien recurrir a opciones con baja lactosa, como leche sin lactosa, queso no fresco o yogurt. Si no se presenta ninguna intolerancia, conviene recurrir a leches reforzadas en calcio.
 

Vitamina D
 
La vitamina D, no sólo juega un papel clave en la formación de huesos fuertes, sino que también es importante para la función inmune, la presión arterial e, incluso, la prevención del cáncer. La vitamina D es conocida como la vitamina del sol, porque nuestro cuerpo puede producirla a partir de la luz solar (cuánto más sol recibamos, más vitamina D). Las personas en las latitudes del norte, a menudo no pueden obtener suficiente vitamina D, sobre todo durante los meses de invierno. También hay vitamina D en los alimentos, como en los lácteos enriquecidos y en los pescados grasos. Sin embargo, para muchas personas los suplementos son necesarios para conseguir un nivel adecuado.
 

Vitaminas del grupo B
 
Las ocho vitaminas del grupo B son esenciales para la producción de células rojas de la sangre, la función del corazón y de los nervios, y para un embarazo saludable. Al igual que pasa con otros nutrientes, las vitaminas del grupo B pueden ser mal absorbidas a causa de la enfermedad celiaca. El problema más grande es la brecha de nutrientes entre los productos con gluten y los libres de gluten. Hagamos un poco de historia. En Estados Unidos, en respuesta a las deficiencias nutricionales generalizadas, el Congreso aprobó en 1940 una ley que exigió que los productos de harina refinada, como la harina blanca, panes, cereales y pastas, tuviesen vitaminas del grupo B adicionales y más hierro. Las harinas, panes y pastas sin gluten, se consideran alimentos especiales y no tienen por qué seguir esas reglas de enriquecimiento. A menudo se hacen con ingredientes con muy poco valor nutricional, como almidón de patata, almidón de maíz, almidón de tapioca y harina de arroz blanco. La buena noticia es que más empresas sin gluten están comenzando a enriquecer sus productos por iniciativa propia.
 
Queda claro, por tanto, que para mejorar la absorción de nutrientes hay que seguir una estricta dieta sin gluten. Pero, aun así, también se puede sufrir falta de nutrientes mientras se produce esa recuperación, por lo tanto podemos buscar una ayuda en los complementos alimenticios, pero siempre asegurándonos que no contienen gluten y consultando siempre previamente con el médico especialista.
 
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